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martes, 21 de mayo de 2013

Jabón de vino tinto




La historia de la vid y el vino, es tan antigua como la humanidad. Hallazgos arqueológicos recientes corroboran que en épocas prehistóricas ya sabían con toda seguridad como cultivarla. Se han descubierto antiguos escritos de culturas arcaicas, como los papiros del antiguo Egipto o las tablas de arcilla cuneiforme de Babilonia, donde ya se menciona el fruto fermentado de la vid. Desde la prehistoria, el vino es el protagonista de las ceremonias religiosas y festivas y ha acompañado la evolución de otras ciencias, como la medicina.


Encontramos referencias al vino desde Homero, quién citaba los afamados vinos de la antigua Grecia hasta el celta romanizado Virgilio o Aristóteles cuando describía cómo le ponían aromas, frutas y flores. Uno de los padres de la Medicina, el griego Hipócrates, lo recomendaba a sus pacientes. Incluso en la Biblia aparecen referencias al vino, (en el Libro del Génesis (9:20), cuando el patriarca Noé plantó después del diluvio una viña en el monte Ararat en la ubicación del actual monasterio de Ethmiadin (Armenia).


Es gracias a sus propiedades, que conocían perfectamente, el que tantas civilizaciones hayan tenido presente este manjar y esta bebida en sus vidas. 

 

En mi vida también ha estado presente el vino, aunque no soy consumidora habitual de vino. Recuerdo la vendimia en casa de mis abuelos, como nos gustaba pisar la uva en el lagar. El olor del mosto y después del vino. Y ese vasín de vino a media mañana que mi abuelo se tomaba cuando "echaba las 10". En León son típicas las cuevas o bodegas escavadas en el terreno, donde se pisa y se guarda el vino. Parece que las casas de los hobbits están inspiradas en esta construcción.

Curiosamente, la vid para crecer necesita poca agua pero una gran cantidad de sol. Es decir nos provee de la energía del sol de primavera-verano para los fríos meses del invierno. Da calor interno a nuestro organismo.
Es una de las piezas fundamentales en la dieta mediterránea. Siempre se ha dicho que esta dieta ayuda a mantener un corazón sano. Gracias al estudio científico del vino, hoy se afirma, que entre otras muchas cualidades el vino ayuda al sistema circulatorio. Esto es debido a los abundantes flavonoides y pigmentos antociánicos, que le confieren acción protectora sobre los capilares sanguíneos y hemostáticos. Pero el descubrimiento más sorprendente del vino ha sido uno de sus componentes: el resveratrol.

Se encuentra sobre todo en la piel y en la semilla. Por ello el vino tinto es más rico en este componente, ya que para su maceración se utiliza la uva entera, mientras que en la del blanco estas son descartadas.
Este componente junto a otros flavonoides, polifenoles y taninos hacen que el vino de uva roja tenga entre otras muchas,  las siguientes propiedades cosméticas:

- Es un potente y perfecto antioxidante, que ayuda a neutralizar los radicales libres, responsables de las arrugas, "patas de gallo", manchas, flacidez, etc...

 - Usado externamente es uno de los mejores humectantes de la piel, pues hidrata y recupera de los efectos de la sequedad.

- Griegos y romanos lo llevaban con ellos - además de para bebérselo- como antiséptico para desinfectar las heridas. El poder antiséptico se debe más que al alcohol etílico y a los ácidos, a una antocianidina, la malvidina, que en las uvas se encuentra en forma de glucósido inactivo y polifenoles vitamínicos.




Este jabón tiene como un ingrediente fundamental un vino tinto, infusionado con especias: clavo, canela, nuez moscada y anís.  Los aceites le aportan las propiedades ideales para nutrir e hidratar la piel y los aceites esenciales el toque más potente, masculino y el aroma a campo.


Ingredientes: aceites de oliva, coco, ricino, almendras, palma y girasol, manteca de cacao, ácido esteárico, vino tinto y especias, NaOH, aa.ee. de romero, cedro y patchuli